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A veces sucede, que a la hora del almuerzo (o cena) no es fácil, el lograr que algunos niños coman.
Por distintos motivos, hay que insistirles un poco para que se alimenten, siempre y cuando se encuentren bien de salud.
He visto cucharas y tenedores que son convertidos en alfombras mágicas, aviones o camiones imaginarios, que deben dejar su rica carga alimenticia en la boca de su destinatario. Con un poco de suerte y de algunos kilómetros de vuelo previo por el aire o a través de carreteras, por fin llegan al aeropuerto o al garaje. Y allí depositan su contenido, para luego ir en busca de nuevas cargas que tendrán el mismo destino.
Igualmente hay otras posibilidades que pueden dar buenos resultados. Aquí van algunas de ellas:
a. Invita a un títere a almorzar o cenar con ustedes. Puedes hacer de cuenta, que él ha venido como invitado y quiere comer. Prueba de dar una cucharada a cada uno. En caso del títere puedes hacer la mímica de que se alimenta, acercando la cuchara o tenedor hacia él. Es más, puedes hacer que el títere hable, y que estimule al niño a alimentarse. ¡Ha venido expresamente a cenar con la familia…!
b. Presenta el alimento como si fuese un cumpleaños. :o) Puedes darle algunos toques especiales de color y forma a lo que vayan a comer.
Prueba modelar el alimento en el plato y darle alguna forma conocida.
Incluso podrías representar caras, poniendo trocitos de verduras de colores que representen a ojos, nariz y boca. Posibilidades hay muchas, elige las que más te gusten y experimenta. ¡Te divertirás…!
c. Combina sabores y texturas de maneras diferentes a lo que has hecho hasta ahora. Quizás cambiando un poco alguno de los ingredientes utilizados aptos para alimentos infantiles, juegue a favor el factor sorpresa. ¡Haz la prueba…!
d. Relata un cuento, durante la comida. Es increíble pero cierto, lo digo por experiencia propia, que si mientras un niño come se le cuenta un cuento, los almuerzos o cenas se hacen más llevaderos. El centro de la atención, está puesto en la historia que se narra. Y se opone menos resistencia al hecho de comer, que ocurre de manera más fluida. ¡Adelante, pues…!